martes, 11 de octubre de 2011

Respuesta de una compañera a Ms Esperanza


Sra. Esperanza Aguirre Gil de Biedma
Presidencia de la Comunidad de Madrid
Plaza Puerta del Sol, 7
28013 Madrid

Madrid, 3 de octubre de 2011.

Estimada presidenta:

En primer lugar, quería agradecerle su rápida respuesta y aprovechar también para aclarar algunas cuestiones que me parece importante que se entiendan correctamente.

No me gustaría que interpretase mis cartas como un ataque personal, pues no acostumbro a faltar al respeto a nadie y creo que manifestar mi punto de vista y hacer honor a la verdad en lo que estoy percibiendo como profesora no significa que no valore su propia tarea como responsable política de esta comunidad autónoma, ni que gratuitamente la esté acusando de mentir.

Usted me explica que ya pidió disculpas por el malentendido derivado de no especificar que las famosas 20 horas eran lectivas y yo acepto esas disculpas, pero este hecho no implica que no estemos siendo ofendidos o cuestionados diariamente por otras declaraciones que, tanto usted como la consejera de educación, siguen emitiendo.

Comenzaré con el tema de “la normalidad con la que ha comenzado el curso escolar”. Parece que los profesores estamos muy indignados por el aumento de dos horas lectivas, mientras el resto de condiciones en las que desempeñamos nuestra tarea siguen siendo tan “privilegiadas” como siempre, es decir, que no hay ninguna implicación entre ese aumento y lo que está ocurriendo en los centros durante este curso, por lo que nos quejamos irresponsablemente y en perjuicio de las familias que depositan su confianza en el sistema educativo público. Le explicaré un poco que se equivocan, aunque creo que ya lo saben de sobra.

La fecha de mi primera carta era el 14 de septiembre y, como le expuse en ella, yo estaba sin destino asignado para este curso (hasta el 23 de septiembre seguí sin él). Mientras tanto, en diferentes medios de comunicación, ustedes (Dª Lucía Figar y usted) seguían insistiendo en que el curso había comenzado sin alteraciones y que todos los funcionarios de carrera tenían ya su plaza para este curso.

Cuando me incorporé al centro y el día 26 de septiembre me presenté a los alumnos de la tutoría que me ha correspondido, ellos expresaron su sorpresa pues yo era la 3ª tutora que se les adjudicaba en una semana y media, ¿es esto comenzar con normalidad? El resto de grupos no había tenido ni una sola clase conmigo, ¿era yo la que estaba privándolos de su derecho a la educación en este caso (ya que parece que tanto les preocupa este tema cuando hacemos huelga) o ustedes? En 2º de ESO hay grupos con más de 30 alumnos ¿de eso también tenemos la culpa los profesores? La biblioteca del centro está cerrada prácticamente toda la mañana, pero, claro, seguramente es un servicio prescindible según su punto de vista.

Realmente me gustaría que, así como insisten en reivindicar ese derecho de los alumnos de la escuela pública a una educación de calidad cuando nosotros nos movilizamos, lo hagan también reconociendo el caos que han generado sus instrucciones de inicio de curso o puedo, incluso, recordar otras actuaciones de su administración que no son específicas de este curso, como la decisión de no cubrir las bajas de profesores de menos de 15 días (¿dos semanas sin clase no les perjudican?).

Sigamos con el tema de las afines. Aquí hay que resaltar diferentes problemas. El primero de ellos es que muchos de nosotros (yo, por ejemplo) tenemos que impartir materias de las que no somos especialistas y que, en ocasiones, ni siquiera pueden considerarse afines. Usted negó que esto sucediese e incluso amenazó con que, de producirse, se impondrían las oportunas sanciones al profesor o instituto, como si fuésemos nosotros los que hemos decidido hacer esto voluntariamente. ¿No le parece que, una vez más, el derecho de los alumnos a una educación de calidad está siendo mermado?

Pero es que, además, creo que no desconocerán que cuando alguien imparte materias afines no puede trabajar 20 horas lectivas, pues la normativa es clara al respecto señalando que la excepcionalidad de subir de 18 a 21 horas será por necesidades del departamento correspondiente y siempre dentro del mismo. ¿No les importa no cumplir con la legalidad o solo tenemos que hacerlo nosotros?

Me referiré ahora a declaraciones que ustedes han sostenido en distintos medios de comunicación y que son, como mínimo, inexactas. El día 12 de septiembre nos concentramos frente a la Consejería de Educación y puedo asegurarle que, aunque no niego que allí pudiera haber liberados sindicales, la gran mayoría de los que nos reunimos éramos profesores (no únicamente interinos, por cierto), además de muchos padres y alumnos. Sin embargo, por sus declaraciones, parece que usted no percibió lo mismo, pues aseguró literalmente que allí “solo vio a liberados sindicales y algunos interinos”. ¿Con qué intención realizó usted esta afirmación? Si desconocía la identidad de los allí reunidos, más prudente y respetuoso hubiera sido callarse y si, por el contrario, sabía quiénes éramos, mucho más honrado hubiera sido no mentir.

Dª Lucía Figar insiste, por otra parte, en que en las asambleas celebradas los días 30 de agosto y 8 de septiembre en las sedes de CCOO y UGT había “indignados” del 15-M opinando sobre si los profesores debían o no hacer huelga y me gustaría saber si es que, de estar en lo cierto (algo que yo desconozco), no ha caído en la cuenta de que una misma persona puede ser un indignado del 15-M y un profesor de la escuela pública sin que eso suponga el más mínimo problema ¿o lo supondría?. Y, además, se alude a que allí hubo manifestaciones violentas y actuaciones descontroladas por nuestra parte y en este punto sí le puedo asegurar que de ninguna manera está en lo cierto. Creo que, de nuevo, estos comentarios suponen una descalificación encubierta a todo un colectivo, ¿no le parece?

A todo esto se añade la reiterada y categórica afirmación de que “esto es una huelga política” Partamos de la base de que toda huelga es siempre política, pero como usted no se refiere a eso, sino a que estamos haciendo la campaña electoral a la oposición, ¿podría indicarme en qué se basa para declararlo? ¿Nos considera tan limitados mentalmente como para estar “manipulados” por Rubalcaba, IU, los sindicalistas o “los de la ceja”? ¿No considera que gozamos de suficiente capacidad crítica y autonomía de pensamiento como para ser conscientes del ataque que estamos sufriendo y movilizarnos nosotros por nuestra cuenta? ¿Qué le hace suponer que somos tan estúpidos que estamos dispuestos a perder una gustosa parte de nuestro salario para favorecer una opción política? ¿Piensa realmente que entre los profesores que hacemos huelga no hay votantes del PP? ¿Por qué en Castilla y León, donde también gobierna su partido, no hay ningún malestar, ni movilización?

Usted sabe perfectamente, “después de más de 28 años como representante electa de los ciudadanos, sometida al escrutinio de la oposición y de la prensa” que lo fácil es politizarlo todo y así “salvar” aquella parte de la opinión pública que cree que fielmente va a seguir votándola, pues parece que esto es lo único que cuenta en su ámbito. ¿Por qué no dirigirse directamente a nosotros como “profesionales de la educación pública”, que es lo único que realmente nos une a todos? ¿No seríamos, entonces, un interlocutor válido para debatir acerca de esta situación?

Por último, quiero recordarle que los profesores de la educación pública hemos sido y seguimos siendo muy críticos con muchas medidas educativas que no fueron iniciativa de su partido y que consideramos erróneas, que seguimos luchando por mejorar la calidad día a día, que hicimos una huelga cuando se anunció una bajada de sueldo de la que no fueron ustedes impulsores y que, por lo tanto, no somos (o no debiéramos ser ante sus ojos) sospechosos de abanderar ninguna cruzada política en su contra. Sin embargo, todo esto no es óbice para seguir callándonos ante actuaciones de las que sí son ustedes los responsables últimos, como estamos haciendo en estos momentos en esta comunidad autónoma.

Para concluir, quisiera manifestarle que estoy de sobra enterada de “la situación económica que nos obliga a optimizar la educación y a exigirnos el máximo a nosotros mismos”, por lo que le pediría encarecidamente que eliminase las desgravaciones fiscales de las que gozan las familias que matriculan a sus hijos en centros privados y que velase por que los centros concertados cumpliesen a rajatabla con lo pactado escolarizando de forma totalmente gratuita a cuantos niños estuviesen interesados, pues hay muchas familias que, desgraciadamente, han perdido su empleo y no pueden afrontar las cantidades que estos colegios les exigen en concepto de “mejoras educativas” o donativos voluntarios. Confío en su vocación como responsable política de todos los madrileños.

Un abrazo y quedo a su entera disposición.

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