miércoles, 12 de octubre de 2011

¿Quién es nuestro enemigo?

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El símbolo de nuestras reivindicaciones (y el mayor acierto de los muchos que ha habido) ha sido puesto en tela de juicio por nuestro principal enemigo justo en momentos de disensión, dudas y, por qué no decirlo claramente, crisis de todo cuanto creemos. Porque inmersos en esa marea verde que tanto orgullo y tanta satisfacción nos produce cada vez que acudimos a una manifestación o concentración y nos cruzamos con un montón de personas que la llevan, resulta que hemos perdido un poco el norte, nos hemos mareado. ¿Qué queremos, qué pedimos, contra quién luchamos?

La situación es bastante compleja. Por más que intentas ceñirte al lema de nuestras camisetas y por más que te repites que ese es el núcleo fundamental de nuestras reivindicaciones, suceden demasiadas cosas como para no marearte y perder el rumbo: ¿huelga sí, o huelga no?, ¿huelga indefinida, huelga MXJ, huelgas alternas, huelgas sueltas?, ¿sindicatos a nuestro lado, o sindicatos traidores?, ¿las asambleas deben ser dirigidas por los sindicatos, o nos bastamos nosotros solos?, ¿estamos consiguiendo algo, o simplemente estamos perdiendo dinero a espuertas?, ¿merece la pena tanto sacrificio cuando mi compañero insolidario se muestra indiferente a todo?, ¿tenemos a la opinión pública a nuestro favor, o se sigue pensando que somos unos vagos que no queremos dar dos horas más de clase con la que está cayendo en plena crisis?

Transitamos por escenarios muy diferentes: desde los que se aferran a una normalidad que intentan trasladar en los institutos, como si no hubieran recortado a lo bestia, como si no diéramos afines abyectas, como si las guardias que no se prestan, las bibliotecas que no se pueden abrir, las excursiones que no se pueden realizar no formaran parte de nuestro escenario, como si nuestros dirigentes nunca nos hubieran insultado, vejado o ninguneado; a los extremistas que sólo ven solución en una huelga salvaje e indefinida que la mayoría no está dispuesto a asumir y acaban desligándose del resto, yendo a la suya o, en el peor de los casos, desmarcándose porque piensan que sin radicalismo, con tibiedades, no se llega a ninguna parte; y, en medio de todos, quedamos los que tratamos de seguir movilizados, haciendo circular correos electrónicos, escribiendo en blogs, promoviendo asambleas, tratando de evitar que el desánimo cale cada día más.

Pasamos de un estado de rabia e indignación cada vez que nuestras amigas Esperanza y Lucía (y cualquiera del séquito) arremeten contra las huelgas y nos llaman imbéciles porque nos dejamos manipular, una rabia e indignación que te induce a redoblar esfuerzos contra ellas, a otro tipo de rabia e indignación que torna en resignación y hastío, al ver que se convocan asambleas en recreos y acudimos 10, y te dicen que la última huelga la secundamos 32 de 80, y que vinieron a trabajar interinos, (sin)expectativas que comparten centros y todo tipo de asignaturas, que dan medias (o tercios de) jornadas, que no tienen las dos horas legales de compensación por cada hora que supere las 18... Te dan ganas de abandonar la lucha porque parece que estés haciendo el tonto mientras otros muchos están haciendo el listo.

He leído en uno de los blogs referencia en las denuncias contra los recortes (Eso de la ESO) que no sabe si seguirá con la huelga porque se siente engañado con esa "convocatoria descafeinada" para noviembre y le comprendo perfectamente porque sentí lo mismo la última vez, aunque ahora que sé un poco más cómo es este complejo y frustrante proceso asambleario que trata de conjugarse con el proceso sindical (donde, en la última asamblea zonal, estuvo CCOO con los profes, y luego ellos trasladan nuestro sentir al resto de sindicatos, con los que tienen que ponerse de acuerdo para fijar un calendario), creo que esa convocatoria responde a lo que los docentes les hemos hecho llegar.

Y es que nos hemos ido desinflando, desanimando y mareando. Y hemos ido olvidando quién es nuestro enemigo. Y nuestro enemigo no son los sindicatos, como nos quieren hacer creer colectivos como Soy Pública, a quienes les interesa promocionar sindicatos alternativos y marginales (muy poco representativos) como CGT, o grupos que convocan asambleas en días festivos al margen de sindicatos para decidir no sé qué, porque la legalidad marca que sólo los sindicatos pueden convocar huelgas. Nuestro enemigo no son los compañeros insolidarios que te empujan a mandarlo todo a la mierda porque no entiendes su conformismo, su comodidad y su falta de miras.

Nuestro enemigo es la Santísima Trinidad que conforman Esperanza Aguirre, Lucía Figar, Alicia Delibes y ese partido político que más que recortar, lo que quiere es trasvasar los fondos públicos a manos privadas. Esos mismos que nos dicen que la crisis la ha provocado el PSOE y que no se comprometen a nada de cara a las elecciones porque dicen que obrarán dependiendo de lo que se encuentren en caja, como si ellos no gobernaran y malgastaran y se endeudaran en comunidades (casi todas las dirigen ellos) y ciudades (que Gallardón hable de endeudamiento es lo más amoral que he visto en tiempo).

Nuestro enemigo es ese PP que dicta disposiciones ilegales en pleno verano, que se escuda bajo el palio de Telemadrid, probablemente la televisión más manipulada del mundo (por eso a Cospedal le parece que TVE lo es, porque no transmite la información como a ellos les gusta y como ellos están acostumbrados, y por eso se permiten el lujo de vaticinar el despido de Ana Pastor), donde podemos encontrar titulares como "Figar dice que "bajo ningún concepto" se va a cobrar por la Educación en Madrid", "Aguirre: 20 horas de clase "no es motivo para privar del derecho de Educación a los alumnos"" o que en un subtitular se afirme que "Los sindicatos mantienen su posición de no diálogo".

Nuestro enemigo es aquel que emite declaraciones chulescas (Granados aconseja a los sindicatos que no se cansen, y termina diciendo que "Los padres hoy van a estar indignados frente a los profesores de sus hijos, que hacen huelga no se sabe muy bien por qué") o declaraciones, en la línea de Aguirre-Figar, que nos hacen parecer marionetas sin seso (Van-Halen arremete en la comisión de educación contra las protestas contra los recortes que se suceden en Madrid desde hace casi un mes. "No creo sinceramente que sean unas manifestaciones demasiado espontáneas").

Nuestro enemigo es el que denuncia vergonzosamente el negocio de las camisetas verdes mientras que se mira para otro lado con el negocio de las mochilas de la JMJ (¿ellos sí las declararon?), el que amenaza con que se quiten subvenciones a la FAPA (que han solicitado ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, ejercer el Derecho de Asilo para la Educación Pública en la Comunidad de Madrid), el que expedienta a directores por permitir pancartas a favor de la educación pública, el que coacciona, represalia, castiga a aquellos que denuncian sus irregulares situaciones... ¿Esto no suena más a dictadura, a nazismo? ¿Estamos conformes con esta situación a modo de estado de excepción en el que dimiten jefes de departamento, TICS, no se firman horarios? ¿Podemos seguir mirando hacia otro lado?

Nuestro enemigo es el gobierno que padecemos, que busca cargarse un modelo social de repartición en favor del modelo del enchufismo que encubre y fomenta las estafas de los centros concertados. El mismo gobierno que niega cerrilmente que existan recortes. Sí, ese gobierno que, como dice tan acertadamente Bob Harris, escupe hacia arriba.

Es fundamental que tengamos claro quién hace daño a la enseñanza pública y que, a partir de ahí, obremos en consecuencia. Es fundamental que sigamos los calendarios que nos propongan aunque no coincidan con nuestros idearios (llevamos el suficiente tiempo como para haber visto qué zonas funcionan mejor, qué posturas son las más razonables). Es fundamental acudir a manifestaciones, marchas y huelgas. Es fundamental que sigamos proponiendo originales actividades y más originales actividades e involucrando a las familias como hasta ahora. Es fundamental que miremos más a nuestro entorno y tratemos de modificar ese estado de apatía, de abulia y de conformismo entre compañeros y alumnado (promoviendo asambleas, involucrando a la gente, insistiendo en la importancia de nuestras reivindicaciones, recordando que con mayoría absoluta bachillerato y FP serán de pago, como ya insinuó Aguirre en referencia a los "másters"...). Es fundamental no desanimarse, no rendirse. Es fundamental que no olvidemos lo realmente importante:

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