miércoles, 12 de octubre de 2011

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El descrédito, la falta total de argumentos y la infamia como única respuesta a una crisis que ellas y su prepotencia han provocado están llevando al binomio Esperanza Aguirre - Lucía Figar a cotas impropias de los cargos públicos que ocupan. Como Presidenta y Consejera de Educación y Empleo de la CM respectivamente, se supone que deberían estar al servicio de la ciudadanía y, cuando esta ciudadanía está demandando en masa una respuesta o una explicación a un problema que ya se ha convertido en un movimiento social (como es el de los recortes en la Educación Pública), ellas deberían atender esa demanda, ofrecer opciones dialogadas y, como mínimo, mostrar la voluntad de solucionar este conflicto educativo contando con la opinión de sus máximos protagonistas: los alumnos, los profesores y las familias. Eso es hacer política para el pueblo y no para uno mismo o para intereses particulares o bastardos. Desoír la voz de la ciudadanía por parte de los gobernantes no solo es poco inteligente, sino también claramente amoral.

Aguirre y Figar siguen enrocadas en esa negativa absoluta a atender el grito de toda la comunidad educativa. Y digo toda, porque el ejemplo de unión que ha surgido en esta Marea Verde es digno de elogio; no son solo los profesores los que están luchando por evitar la privatización de la Educación Pública: el martes, 70.000 personas se manifestaron en la calle; y el jueves fueron 40.000 alumnos. Por no hablar de los miles de padres y madres que están participando activamente en las asambleas, las AMPAS y los encierros, luchando por la educación de sus hijos. Porque, por mucho que se empeñe Doña Lucía Figar, un niño que va a un colegio o a un instituto público tiene los mismos derechos que otro niño escolarizado en un centro privado o concertado. Y si ella (como máxima responsable del desaguisado) le está quitando recursos básicos al colegio publico de ese primer niño, lo que está haciendo es despojándole de oportunidades para el futuro. Y la falta de dinero hace semanas que ha quedado demostrado que no es la razón de ese desmantelamiento a la Educación. Y se demuestra en el mismo instante en el que, curiosamente, los recortes solo se producen de un lado de la balanza mientras se sigue nutriendo cada vez más al otro.

Esa es la igualdad y la libertad de elección educativa que promueve el gobierno de la CM y que tanto cacarean Aguirre y Figar. Ofrecer un producto devaluado, desprestigiado y difamado al máximo, frente a otro que recibe todas las prebendas posibles y los ornamentos de la maquinaria propagandística más hipócrita que existe en este país.

En este panorama surrealista y atrincherado de dos emperadoras más preocupadas de su traje inexistente que de la opinión de sus ciudadanos, asistimos el jueves a un capítulo absolutamente bochornoso. En la Asamblea de Madrid algunos partidos estaban debatiendo sobre Educación (y digo algunos porque el PP se dedicó a tirar balones fuera, a hablar de ZP y a negar la mayor cada vez que intervenía alguno de sus representantes). Hasta tal punto llegó el ninguneo del PP sobre un asunto tan importante como la Educación, que Lucía Figar no paraba de hablar con su compañera de escaño entre risas o atender al móvil cada vez que algún representante de IU o del PSOE se dirigían a ella solicitándole soluciones o, al menos, diálogo. No sabemos si estaba mandando sms en español o en tagalo.

Pero el momento más ignominioso llegó cuando Esperanza Aguirre (cuyas últimas intervenciones de un tiempo a esta parte son ciertamente insólitas, sobre todo para Mariano Rajoy al que no creo que le hagan demasiada gracia las salidas de pata de banco de la Presidenta) acusó a los profesores y a algunas organizaciones o plataformas de padres de desfalco por vender las camisetas verdes que se han convertido en el símbolo de esta lucha. No se puede hacer más el ridículo tratando de desviar la atención y queriendo evitar a toda costa hablar de la situación de caos total que han provocado en los centros este curso con unas decisiones tan erradas como su insultante comportamiento hacia los alumnos, docentes y padres de la Pública. Cayo Lara resumió bastante bien esta delirante declaración de Esperanza sobre el tema de las camisetas en un momento en el que se está debatiendo por la supervivencia de todo un modelo educativo público: “Son sandeces”. Aguirre ha vuelto a perder los papeles porque no sabe qué decir, porque no tienen ningún tipo de discurso o de defensa ante la respuesta que la sociedad está dando a su política de estrangulamiento de los servicios públicos. Su plan de demonizar al profesorado y de acusarles hasta de la muerte de Manolete ha fracasado. Ella esperaba encontrarse con la complicidad de la ciudadanía y pensaba que, más pronto que tarde, acabarían pidiéndole por favor que marque con una estrella de David a los profesores para poder tenerlos controlados. Pero no ha sido así. Se encierran y se manifiestan con ellos. Por algo será. La rabia y el nerviosismo que esta fuerte unión entre padres y profesores ha ocasionado en la Consejera y la Presidenta está claro que han hecho mella. No saben cómo combatirla y, evidentemente, no contemplan la posibilidad de escuchar a sus ciudadanos (eso nunca, hasta ahí podíamos llegar). Por eso se dedican a practicar el insulto, la calumnia o el desprecio como único argumento. Cierran los ojos, se tapan los oídos y escupen hacia arriba. A alguien le caerá...

Una de las organizaciones que ha sufrido la calumnia de Esperanza Aguirre con respecto a su ridícula denuncia sobre el asunto de las camisetas es la FAPA Giner de los Ríos. Recuerdo que, en la primera Asamblea de profesores (a mediados de julio en el IES Beatriz de Galindo, donde empezó todo), José Luis Pazos, presidente de la FAPA, fue muy claro y puso el punto justo de coherencia y de realismo. Recuerdo que dijo lo más importante en esta lucha era conseguir la unión entre el profesorado y las familias. Esa era la clave y, para ello, los profesores deberían explicar muy bien lo que los recortes iban a suponer para los alumnos. Después de dos meses, creo que todo se ha llevado de una manera inmejorable: la información ha sido detallada, concisa y sincera. Y los padres, como no podía ser de otra forma, han entendido que el ataque no es contra los profesores sino contra ellos mismos y, sobre todo, sus hijos. Por eso se han remangado al lado de los docentes, están durmiendo en sacos en los centros y se están manifestando en las calles. Con camisetas verdes o sin ellas, pero juntos. Y en esa cohesión, la FAPA Giner de los Ríos ha sido una pieza importantísima, yo diría que vital. Su dedicación y su esfuerzo por la Educación Pública están siendo encomiables. Aguirre lo sabe y por eso les ataca directamente con una ruindad incalificable. Por supuesto, la respuesta de la FAPA Giner de los Ríos ha sido tan espléndida y acertada como era de esperar. Sencillamente, no se puede resumir mejor la situación que con esta frase con la que termina su comunicado: Su desprecio es nuestra fuerza.

Y es que, algunos ven delito donde solo hay altruismo y símbolo de unión. La Plataforma por la escuela pública de Vallecas (otra de las organizaciones aludidas por Aguirre) creó el logo de la camiseta verde hace 5 años; ahora, al convertirse en el emblema espontáneo de la protesta, lo ha cedido de manera desinteresada y generosa a todo aquel que quiera llevarlo. Lo explican perfectamente en su web. La mirada sucia de algunos políticos ve una ilegalidad que, sin embargo, no contemplaba en el merchandising del JMJ y en sus camisetas (que se vendían, no a 5 euros como las verdes, sino a una media de 18-20 euros). Curioso...

A todo esto, el caos en los centros continúa. Los directores y los inspectores no saben qué hacer con unos horarios que saben que son ilegales. Los profesores siguen impartiendo materias para las que no están preparados (hoy podemos leer otro valiente testimonio). Los alumnos siguen apiñados en las aulas, sin desdobles, ni refuerzos, ni aulas de enlace, ni laboratorios suficientes, ni programas adecuados de Compensatoria. Muchas bibliotecas cerradas. Coacciones y amenazas mil (lo último es la apertura de un expediente a un director por permitir unas pancartas a favor de la Educación Pública en la fachada del centro). No se cubren muchas bajas, se bloquean los llamamientos a interinos… Todo vale con tal de desquiciar y agotar al colectivo docente de la Pública. Sin embargo, lo que están consiguiendo es todo lo contrario: fomentar la unión y el espíritu combativo. Sabemos que los ataques y las infamias seguirán los próximos días. La mentira y el juego sucio es marca de la casa. Pero lo bueno es que cada vez somos más en esta mancha verde que crece y crece, y que se ha propuesto luchar hasta el final por algo en lo que creemos con abnegación: la escuela pública de todos y para todos. El verde de las camisetas simboliza la pérdida del miedo. Y eso es lo que realmente no soportan.


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