domingo, 16 de octubre de 2011

¿LIQUIDAR O GENERALIZAR LA HUELGA DE ENSEÑANZA?

Colectivo Baltasar Gracián
(15 de Octubre de 2011)
Hacía mucho tiempo que no se veía en la enseñanza la decisión y masividad que ha demostrado la huelga de los profesores de Secundaria en la Comunidad de Madrid. La movilización por la retirada de las “Instrucciones” de comienzo de curso ha contado además con un fuerte apoyo social, de padres y alumnos, conscientes de que las "instrucciones" suponen no sólo una agresión a los docentes, sino también a las condiciones mínimas para el funcionamiento de los propios centros educativos y, en definitiva, un grave atentado al derecho a la educación. Incluso la mayor parte de los medios de comunicación se han visto obligados a hacerse eco de las razones de peso que asistían a la “marea verde” de miles de huelguistas y manifestantes cuando denunciaban el riesgo de desmantelamiento de la “Escuela de todos y para todos”. El momento, por lo demás, favorecía las expectativas de éxito, en tanto que la cercanía del periodo electoral podía actuar como factor disuasorio para el enrocamiento de unos responsables políticos (Esperanza Aguirre y su consejera Lucía Figar, en primer término), a quienes tampoco convenía verse envueltos en un serio y largo conflicto.

La unidad inicial de los trabajadores y de las organizaciones sindicales del sector propició que las asambleas de centros y zonas garantizaran un seguimiento excepcional y el convencimiento de que, esta vez sí, las decisiones se tomarían “de abajo arriba” y que el cómo y el hasta dónde de la movilización estarían en manos de sus protagonistas. El seguimiento de las convocatorias de los días 20, 21 y 22 de septiembre y del 4 y el 5 de octubre, de las numerosas concentraciones y manifestaciones centrales, y también de las de barrios y pueblos, han dejado claro la voluntad firme de mantener la lucha hasta conseguir los objetivos asumidos por todos.

Pero todo esfuerzo sectorial, para ganar, necesita tener una perspectiva clara de continuidad y extensión, así como la confianza en que van a ser respetados los principios democráticos que deben presidir la organización y el proceso de huelga. Y eso es lo que ha empezado a resquebrajarse.

La continuidad ha quedado en entredicho con la subordinación de algunos dirigentes sindicales a sus dependencias económicas y políticas, lo que les ha llevado a poner por delante el respeto a la “campaña electoral” y a ofrecer una tregua a quienes siguen mostrando su olímpico desprecio por lo que acontece en la escuela.

La unidad y la mutua confianza empiezan a quebrarse cuando, unos antes y otros después, esos mismos dirigentes (que no la mayoría de sus afiliados de base, que siguen codo con codo al lado de sus compañeros en los centros) se desvinculan de las decisiones de las asambleas, y contraponiendo el consenso “intersindical” a la unidad de los trabajadores, prefieren abandonar al movimiento a su progresivo debilitamiento.
Pero, sobre todo y es lo más decisivo en este trance, el esfuerzo de un sector, que en esta ocasión ha sido el primero en responder a la agresión, se ve condenado al agotamiento si se queda aislado y sin un horizonte de extensión para recoger nuevos bríos, sumar fuerzas y ampliar objetivos.
Todos los sectores de la educación están sufriendo ataques (incluso los trabajadores de los centros privados o subvencionados). Los recortes sólo pueden ser frenados si hay una respuesta global y unida del conjunto de la enseñanza, desde la primera etapa de infantil a la universidad.

Lo que está al orden del día es la Huelga General de toda la enseñanza, porque toda ella está amenazada. Pasan al primer plano de la actualidad su preparación y su convocatoria, retomando la unidad y los procedimientos democráticos que han estado en el origen y el impulso inicial de la huelga de la Secundaria. Ahí se encuentra de nuevo la responsabilidad de las organizaciones de profesores, de padres, de alumnos y de los ciudadanos preocupados por el porvenir de la educación, para recomponer la fuerza y la unidad imprescindibles para la continuidad y el éxito de la movilización.

En esa dirección se inscribe la convocatoria, por parte de la Asamblea regional de representantes de centros y zonas de Secundaria, de una Asamblea Abierta a todos los sectores para el día 20 de octubre que pugna por mantener viva la llama de la lucha emprendida y la democracia interna que todo movimiento necesita para preservar su unidad. A sumarse a ella están convocadas todas las organizaciones sindicales y ciudadanas dispuestas a defender el derecho universal a la educación, hoy en grave peligro.

De forma inmediata, lo que está planteado es la liquidación paulatina de un potente movimiento de huelga o, por el contrario, su reforzamiento con la generalización, sobre la base de recuperar la unidad y la democracia. Esa es la disyuntiva.
Colectivo Baltasar Gracián"

15 de octubre de 2011


Leer más: Razones para ir a la huelga también el día 19

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