Curioso cómo retuercen algunos políticos el lenguaje hasta hacerlo desfallecer, exhausto y confuso, ignorante ya de su propio significado.
Es el caso de Desesperanza Aguirre cuyo discurso -aún disculpándolo por encontrarse inmersa en la deplorable retórica de las campañas electorales- cada vez es más sinónimo de desfachatez y sus actuaciones, un antónimo de comportamiento antidemocrático.
Juzguen si no sus declaraciones en la cadena ABC PuntoRadio y traten de aguantar hasta el final sin que su buen gusto, su criterio objetivo y su dignidad no sufran un colapso.
Según el articulista "no parece que vaya a dejarse distraer por asuntos como la prolongada huelga de profesores de enseñanza pública que se viene produciendo en los centros educativos madrileños.·
En sus afirmaciones, además, miente: «El problema está resuelto. A los sindicatos los ha convocado dos veces la consejera de Educación y le han dado plantón dos veces. Los horarios están firmados y los institutos funcionando».
Vuelve a insultar a los profesores en sus manifestaciones (luego recoge velas y dice que no, que es a los sindicalistas, indigna raza cuyo gran crimen es el defender a esos "camisetas verdes" que tanta guerra le están dando)
Y manifiesta un nulo talante democrático cuando indica que no tiene sentido discutir más sobre este asunto, por la simple y llana razón de que ella lo dice, sin que los miles de personas que cada semana se manifiestan contra su nefasta actuación y su prepotencia signifiquen nada para una persona que pretende liderar políticamente esta sociedad. ¿A espaldas de ella? ¿Solo gobernando para sus acólitos y simpatizantes?
No deja de sorprederme, señora Aguirre, su desfachatez. Gracias, al menos, porque nos está enseñando a leer entre líneas, tratando de adivinar, entre esas palabras a medias y retorcidas que salen constantemente de su boca, donde dará el próximo zarpazo a los recursos públicos que muchos ciudadanos, mejores sin duda que usted, han conseguido con su esfuerzo, con su lucha, con su optimismo.
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