Fuente: Tizaflauta
Esperanza Aguirre sigue mintiendo sobre el conflicto educativo. Lleva un par de días tratando de convencer a los madrileños (engañándoles, por supuesto) de que dicho conflicto está solucionado y acabado. Nada más lejos de la verdad, evidentemente. "La crisis de los profesores de Secundaria está resuelta. Además, los horarios ya están firmados y son definitivos". Y se queda tan ancha después de semejante falacia. Ni la crisis está resuelta (no ha hecho más que empezar y el colectivo está cada día más decidido y organizado), ni los horarios están cerrados, por la sencilla razón de que van a ser reclamados y denunciados en su mayoría.
Destacamos los siguientes párrafos y os invitamos a leer el artículo completo en la fuente original.
A consecuencia de esta ilegalidad en los horarios y de otras muchas irregularidades puestas de manifiesto en el caos en que se han convertido los institutos gracias a la reducción salvaje de plantilla y de recursos, se está produciendo otro hecho insólito en los claustros de inicio de curso: se están rechazando de pleno las Programaciones Generales Anuales. Este documento es imprescindible para coordinar los distintos programas educativos y los proyectos curriculares, así como su organización y la colaboración con todos los agentes de la comunidad educativa. Evidentemente, con el desastre provocado por la Consejería, no se pueden aprobar las PGA porque hay varios aspectos docentes básicos que no se pueden llevar a cabo con un mínimo de calidad con las actuales plantillas; además, hay otros elementos que no están funcionando bien o, simplemente, se han suprimido a consecuencia de los recortes. ¿Cómo se va a aprobar la PGA con los actuales horarios ilegales, con los Departamentos constituidos a golpe de rellenar huecos horarios al máximo, sin actividades extraescolares y sin bibliotecas por falta de personal o, lo que es absolutamente inadmisible, sin poder llevar a cabo correctamente la atención a la diversidad por esa misma falta de profesores? Sencillamente, sería ilógico aprobar una Programación irrealizable o que atentara contra la propia calidad de la enseñanza.
¿Por qué miente Esperanza Aguirre con respecto a la finalización del conflicto? Pues, como de costumbre, porque su estrategia es siempre la misma: desviar la atención y adecuar la realidad a sus intereses, normalmente partidistas. Con esa falacia de que todo está solucionado, se dirige a sus electores y a los indecisos para tratar de convencerles de que la Educación Pública madrileña funciona perfectamente, cuando la verdad es que está sumida en un caos provocado por sus propias decisiones y por la incompetencia de su delfina: Lucía Figar. Además, con esas declaraciones del fin del conflicto trata de desmotivar al profesorado, una vez más, para restarle fuerza y unión a un movimiento que está provocando muchos quebraderos de cabeza. En ese sentido, como de costumbre, se equivoca al infravalorarnos; y, también como de costumbre, lo único que consigue es motivarnos aún más.
La Marea Verde está poniendo los cimientos de algo duradero cuyo fin no es electoralista, ni mucho menos. Nuestro objetivo (el de profesores, padres y alumnos de la Pública) va mucho más allá: haremos todo lo posible para blindar la Educación Pública de las garras de los mercados y para conseguir unas leyes educativas que garanticen su mantenimiento, su libertad y sus recursos.
Esto no ha hecho más que empezar y cada día tenemos más ganas de continuar luchando por lo que consideramos justo para una sociedad plural, para seguir dignificando nuestra profesión (la más hermosa del mundo) y, sobre todo, para nuestros alumnos. Cualquier esfuerzo que hagamos será poco para ellos.
Este es el espíritu que guía a los que realmente creen en la enseñanza pública y que están dispuestos a pelear con la misma intensidad y firmeza cuando desarrollan una actividad didáctica que cuando analizan crítica y comprometidamente la realidad que nos está tocando vivir.
NO SOMOS ESPECTADORES, SINO AGENTES DE CAMBIO SOCIAL. Que no se nos olvide.
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