sábado, 29 de octubre de 2011

¿Temor a la privada?

Así titulaba el presidente de ACADE un artículo que muestra bien a las claras la naturaleza de la enseñanza privada y, mejor que otros argumentos, expone por qué su ansia predadora de fondos públicos supone un riesgo para la educación pública.
El negocio de la educación debiera quedar como una opción residual que, en modo alguno, debiera costear el Estado al igual que no debiera costearse el militar en un partido político o profesar una determinada religión.
El derecho principal es dotar de una educación de calidad para todos y no solo para quién puede pagarla. Camino de ello vamos, al aumentar la desproporción de oferta de plazas privadas-concertadas y de públicas.
Porque, analicemos. Más allá de modelos pedagógicos innovadores o alternativos y cuya validez debiera ser analizada por el Estado, ¿qué ofrecen la mayoría de los centros privados, a la sazón centros católicos?
  • ¿Una educación en valores? No defendería éste como elemento diferencial de educación pública y privada, puesto que los programas de convivencia, atención a la diversidad y educación ciudadana son prolijos y bastante bien trabados y desarrollados en la Educación Pública. Traduzcamos, pues. Se trata en realidad de buscar la subvención pública de un adoctrinamiento religioso. Esas mismas personas que ardientemente defienden este supuesto derecho, levantarían sin duda sus voces de repulsa a un intento similar de subvencionar la educación basada en el Corán o una educación vinculada al comunismo, no menos adoctrinadoras que rellenar las mentes en desarrollo de los mitos y miedos de que las religiones y, por lo que nos afecta, la religión católica está plagada.
  • ¿Un mayor control y disciplina? Hablemos claro también aquí, Los centros públicos tienen planes de convivencia y de corrección de conductas disruptivas desde la acción social, la preventiva y, cuando la naturaleza del conflicto lo requiere, también desde la acción directa.. Lo que oculta esa demanda es el deseo de no mezclar a los hijos que asisten a los centros privados con inmigrantes, alumnos con dificultades de aprendizaje y otras personas de "perfil bajo" para esas altas demandas. Hacer caso de este requerimiento no es solo un flaco favor a la construcción de una sociedad unida, democrática e igualitaria sino profundizar en la discriminación y condenar a la escuela Pública a convertirse en un gueto poco representativo de esa sociedad ahogada por la penuria económica y los recortes progresivos de personal especializado,
  • ¿Qué ofrece la Enseñanza Püblica, en cambio? Educación en la igualdad, convivencia real, ausencia de adoctrinamiento, tratamiento aconfesional de la realidad con respeto a las opciones individuales, creencia en el desarrollo de la capacidad crítica en los alumnos y no solo en la obediencia ciega a la autoridad como en la Escuela privada tradicional. Y algo que se olvida frecuentemente: un profesorado especializado, seleccionado por procesos intensos y exigentes de oposiciòn, que no se ve obligado a impartir materias que no domina, como sí ocurre en la enseñanza privada, que imparte su docencia bajo el paraguas de la libertad de expresión y de cátedra.
Al menos hasta la fecha, en la que la represión sobre el profesorado está llegando a los centros públicos, en que los directores se ven convertidos cada vez más en figuras al servicio de la Administración en lugar de puentes que trasladen la realidad de los centros educativos a la ficción más o menos adecuada a esa realidad que se vive en los despachos de la administración educativa, en que los Claustros se ven privados de voz cuando son los principales agentes de cambio y desarrollo en educación. Tal vez por eso.

Al menos hasta la fecha, en que la Comunidad de Madrid, ha destruido las vías de formación del profesorado que permitían mejorar en las nuevos conocimientos  en materia de resolución de conflictos y atención a la diversidad, hoy solo interesada en sus programas "estrellados" de bilingüismo y otras "excelencias" elitistas.

Al menos hasta la fecha, en que los tiempos para el trabajo cooperativo por parte del profesorado de la pública se está viendo reducido a lo imposible tras las instrucciones para "no comenzar normalmente un curso" que emitió la Comunidad en julio pasado.

Al menos hasta la fecha, en que se está privando de estructura y funcionalidad a los departamentos de orientación por falta de personal.,

Al menos hasta la fecha en la que la  Comunidad de Madrid "ahoga tecnológicamente" a los centros públicos manteniéndolos en la prehistoria tecnológica y privando a sus alumnos de los beneficios que esos recursos TIC ofrecen para la resolución de un buen número de conflictos y problemas de aprendizaje.

Es conveniente hablar claro y sin mentiras. Subvencionar el elitismo, la discriminación y el adoctrinamiento no son. en modo alguno, aspectos deseables sino inerciales del sistema y no garantizan más derecho que seguir profundizando en las diferencias entre las personas y asentando las bases de un economicismo que tan buenos resultados nos está trayendo, tal y como la actual crisis nos está demostrando.

Sólo cuando la educación pública tenga los recursos que merece podremos destinar recursos para algunas iniciativas privadas que ofrezcan esos modelos pedagógicos alternativos pero, nunca a mi juicio, hacia modelos que supongan el adoctrinamiento y lavado de cerebro que llena los centros privados de nuestro modelo actual.

¿Quién teme a la enseñanza privada?

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