domingo, 18 de septiembre de 2011

El prestigio

Estos días hemos hablado mucho de prestigio y del miedo a perderlo. Pero, ¿qué es y cómo se consigue el prestigio?
Las autoridades educativas, para ser autoridad y gozar de respeto, deben velar por los intereses generales de los centros que tutelan y de sus trabajadores. Ninguna de estas circunstancias concurren en nuestro caso. Nuestro instituto se encuentra, al menos desde que yo lo conozco, en una situación de precariedad que todos hemos asumido con entereza, optimismo y responsabilidad y que
  • nos impide reunirnos en departamentos,
  • que nos obliga a salir de ellos para dejar espacio a padres que quieren reunirse con profesores,
  • que impide tener un espacio compartido y amplio para reunir a padres, conferenciantes, etc,
  • que no ofrece los espacios legalmente exigidos para los centros de secundaria
  • que impide disponer de una biblioteca adecuada y bloquea su crecimiento
  • que impide crear aulas nuevas de informática pese a tener los ordenadores dotados para ella
  • que obliga a crear aulas en retretes y en pasillos

Lejos de mi penalizar la imaginación y el esfuerzo de quiénes han hecho posible la continuidad de ese mínimo espacio requerido para funcionar del que hemos "disfrutado" hasta ahora. Lejos de mí el no seguir apostando por la imaginación para cubrir la falta de espacios y recursos.

Pero, ¿qué le debemos a la Administración? ¿En que se asienta esa hiperdemanda de los alumnos y cuáles son sus consecuencias?

A la primera cuestión, nada, por supuesto. Basta recordar que el dinero que envía la Administración es parco y llega tarde y que la propia Comunidad ha eliminado cualquier vía de financiación paralela para proyectos de innovación o experiencias didácticas novedosas mientras que sí las mantiene para los centros concertados. Todo el dinero extraordinario que ha llegado estos años al centro ha venido, mayoritariamente, de vías de financiación privadas.

Además, en las ocasiones en que ha tenido posibilidad de compensar el agravio comparativo en que nos vemos sumidos en lo relativo a espacios, la Comunidad de Madrid, no ha aceptado las propuestas que se les ha hecho desde el centro de mejorar la dotación. Cierto que nos quitaron aquellos barracones vergonzosos que formaron parte del paisaje del centro durante una década, al menos. Y poco más.

Eso ha valido para la administración "nuestro prestigio".

Hoy "celebramos" ser el instituto más demandado de Aranjuez. Clases a 39 alumnos, grupos de ESO al límite, juegos de estrategia para conseguir desde Jefatura casar los espacios disponibles con los desdobles,,, esa es la realidad diaria.

¿Esta favorece la calidad de la enseñanza que impartimos? Creo que no. ¿Son nuestros alumnos "mejores" que los de nuestros institutos vecinos tras este proceso de masiva incorporación? Por supuesto que no.

¿En qué reside pues "EL PRESTIGIO"? No en unos cuantos premios que pueden ser publicidad inmediata pero efímera. Reside en el trabajo constante, en condiciones adecuadas, en el trabajo en equipo, en los planes continuados en el tiempo de Acción tutorial, de Fomento de la lectura, de Intercambios, de Actividades Extraescolares, en la oferta de prácticas, en la calidad de la oferta profesional que se facilita en los Ciclos... EN NUESTRO TRABAJO Y SOLO EN NUESTRO TRABAJO.

Todo ello se pone en riesgo cuando no se proporcionan las condiciones adecuadas para ello. La saturación de alumnos es el principal riesgo. La falta de flexibilidad en los espacios, otro.

Debe existir un equilibrio entre la demanda de los padres y las plazas y recursos que podemos ofertar para que no haya merma de calidad. La administración debe aparcar su posición amenazante y desarrollar un plan de crecimiento e inversión para nuestro centro o habrá que acusarla de faltar a su primera función, la de velar por los intereses globales.

Basta ya de los elogios fáciles. Basta ya de enfrentar de modo timorato nuestras reivindicaciones bajo la amenaza de "perder prestigio".
Cada día, de 8:30 a 14:30 nos ganamos ese "prestigio" y no puede ser nunca un freno ni a nuestros derechos, ni a nuestras demandas.

Pelear por esos derechos, exigir esas demandas, dotar al Claustro de una voz autorizada y no de un susurro ESO SÍ QUE REFUERZA EL PRESTIGIO, la confianza de unos padres en que SUS PROFESORES SÍ QUE SABEN LO QUE MÁS CONVIENE A LA EDUCACIÓN DE SUS HIJOS Y ESTÁN DISPUESTOS A PELEAR POR ELLO, también.

Recuerdo una vez más que esos padres confían en que seamos capaces de hacerlo lo mejor posible, que nos han confiado a sus hijos e hijas para que colaboremos en su formación y en que seamos la voz autorizada que hable por ellos cuando peligra la calidad de ese servicio que es la educación.

Nunca el silencio favorecerá ese "prestigio". Solo la autoridad ganada a pulso desde la firmeza y el trabajo.

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